El 19 de Noviembre se celebra el día de la mujer emprendedora con el objetivo de aumentar la visibilidad de la mujer poniendo el foco en los obstáculos y dificultades que pueden encontrarse las emprendedoras en el ecosistema actual.
Y la cuestión es que me surgieron varias reflexiones sobre mi camino como emprendedora sanitaria.
Emprender para mí fue una necesidad más que una opción. Vine a España con la idea de hacer la residencia de medicina familiar, pero pasaron varias cosas y cambié de parecer.
¿Por qué cambié de idea sobre trabajar para el sistema público?
Porque la opción de trabajar en hospital o urgencias no me va (ya lo hice y no lo repetiría), a mí me gusta el consultorio. Y te preguntarás: ¿y el centro de salud, por qué no? Porque me gusta dedicar más que 15 minutos y prescribir mucho más que fármacos…
Cuando me enfrenté a la realidad de como funciona el sistema sanitario público, me dí cuenta que lo que yo quería hacer no era viable. Ni hablar que muchas de las estrategias que utilizo actualmente en la universidad de medicina no te las enseñan y la mayoría de mis colegas las desacreditan o desprestigian. Como las plantas medicinales, los probióticos, los ejercicio de respiración o meditación y más…
La realidad es que disfruto conocer a la persona y realmente escucharla. Desde mi mirada integrativa necesito saber qué come, qué hace a diario, cómo piensa y qué siente para poder organizar una estrategia personalizada que pueda llevar a cabo y que le traiga resultados reales y duraderos.
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¿Podría haber buscado un trabajo en lugar de emprender?
Sí
¿Respetaría esa opción mi filosofía de trabajo y de vida?
No
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Por eso hace aproximadamente 2 años me propuse seguir un camino que nadie que yo conociera hubiera andado, con todos sus colores y sabores.
Mis inicios
Creo que los inicios siempre cuestan y presentan adversidades. En mi caso empecé a proyectar esto y llevarlo a cabo en un contexto bastante adverso. Acababa de emigrar de Argentina, estaba acompañando a mi padre con un cáncer muy duro que requirió cirugías y varios ciclos de quimio que no dieron resultado (y al poco tiempo transité el duelo de perderlo), acompañaba a mi hermana y a mi sobrino pequeño con temas de salud muy importantes y más.
Además, los trámites de la homologación de mi título para España se demoraron mucho más de lo que creía (2 años y unos meses…). Por lo que los planes que tenía de rendir el MIR al llegar a España se veían cada vez más lejanos. Por eso decidí ocupar ese tiempo de “hasta que me saga la homologación” en formarme en todo aquello que me apasionaba y que uno siempre deja “para después”. Me metí de lleno con Ayurveda, nutrición, plantas medicinales y más.
Mientras el tiempo pasaba, me dí cuenta que mi camino no era la vía residencia ni el sistema sanitario convencional. Y así comencé a emprender el proyecto de Namya, la consulta de medicina integrativa que refleja el abordaje de la salud a mi manera.
A pesar del contexto, me refugié en la pasión que siento por este enfoque y en mis seres querid@s que me animaron con el proyecto para seguir adelante. Principalmente en mi compañero de vida, Santi, que me acompañó en lo emocional pero también con el diseño y a bajar a tierra las ideas. Que muchas veces, como médica que soy, me sumerjo en tecnicismos y él me ayuda a transmitir el conocimiento de una forma práctica y sencilla.
Actualidad
Todo esto que ocurrió me ha conducido a estar aquí hoy. Para bien o mal, hubo aprendizajes y reflexiones que si no se hubieran dado las cosas como se dieron, nunca hubiera adquirido.
Este camino me permitió conocer profesionales espectaculares, de los que aprendo mucho y con algunos de los cuales comparto consulta actualmente. Como Carlos Faulin Garcia, psicólogo integrativo, o Laura Castresana Sobrón, fisioterapeuta y osteópata.
También al comenzar a atender me dí cuenta de la necesidad de las personas por este enfoque y reafirmé todas mis convicciones.
Y aquí estoy hoy, feliz de habérmelo permitido 🤍🙏🏻
A la vez, me siento muy emocionada con lo que depara este camino y las puertas que se abren. También estoy muy segura de la decisión que tomé, de que éste es el camino (aunque a veces cueste) y, a la vez, de todo lo que puedo lograr si me lo propongo.
Felíz día de la mujer emprendedora a todas las que también están en esta.
Todas sabemos que no es fácil, pero también estamos seguras que vale la pena y por eso seguimos eligiendo este camino cada día.
