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¿Qué es la Dispepsia Funcional?

La dispepsia es un problema muy frecuente, pero del que se habla poco y sobre el que la medicina convencional tiene pocos resultados. En esta nota te explico qué es, por qué ocurre y algunas estrategias para mejorar esta situación.

¿Qué es la dispepsia y qué significa que sea funcional?

La dispepsia como término general es una condición clínica, no una enfermedad. Está caracterizada por la presencia de una constelación de síntomas atribuibles al tracto gastrointestinal superior que pueden corresponderse con múltiples diagnósticos médicos.

Dentro de la dispepsia, existen dos grandes categorías en relación al origen: personas con síntomas de dispepsia que tienen una entidad clínica definida (por ejemplo la enfermedad por reflujo gastroesofágico, una úlcera gástrica o duodenal, una litiasis vesicular o un cáncer esófago-gástrico) y aquellos que tienen síntomas pero ninguna de esas patologías

La dispepsia funcional, también conocida como no-ulcerosa, hace alusión a que no hay una patología definida y que en realidad la causa de los síntomas es una alteración en la función del tracto digestivo. Por eso es importante siempre consultar con un profesional actualizado e informado para valorar la necesidad (o no) de estudios complementarios (como gastroscopias, analíticas, ecografías) y realizar el tratamiento y seguimiento apropiado.

La dispepsia es un problema de salud cuya prevalencia en la población general adulta se estima del 20 al 40%(1), este es un número muy grande a nivel poblacional. En un estudio realizado en Inglaterra en 2001, se observó que del total de consultas por dispepsia, el 60% de las personas que consultaban no tenían anormalidades significativas al estudiarlos y se realizó un diagnóstico de dispepsia no ulcerosa (“funcional”). Es interesante destacar que si bien muchas personas tienen dispepsia, tan solo el 7% consulta al médico 3.

Desde el punto de vista de la medicina integrativa, la salud digestiva es fundamental para la salud y el bienestar psicofísico de una persona. Por este motivo, normalizar síntomas digestivos por más que no haya una patología grave definida, puede ser perjudicial para tu salud. Si quieres entender más sobre la relación entre el intestino y la salud, te invito a leer la nota de mi blog:  “La salud empieza en el intestino”

¿Qué síntomas da la dispepsia funcional?

Se entiende por dispepsia al dolor o malestar especialmente referido al hemiabdomen superior. Los síntomas pueden ser intermitentes o continuos, y relacionarse o no con la ingesta alimentaria.

Los síntomas más frecuentes incluidos en el término dispepsia son:

  • dolor en la parte alta del abdomen (“boca del estómago”)
  • sensación de ardor en la parte alta del abdomen o el pecho
  • intolerancias a alimentos
  • sensación de pesadez o gas atrapado
  • eructos
  • distensión abdominal
  • náuseas
  • vómitos

Cualquier persona con uno o varios de estos síntomas tiene dispepsia (3). Básicamente, cualquier persona con síntomas digestivos difusos o poco claros. Son síntomas que se terminan naturalizando pero que provocan discomfort y deterioran la calidad de vida.

¿A qué se debe la dispepsia funcional?

Habiendo descartado patología del tracto digestivo como la mencionada más arriba, la dispepsia funcional puede deberse a una o más causas.

De forma didáctica he organizado las causas en torno a 4 grandes problemas.

  • Problemas Motores:

    Alteraciones en el complejo contráctil del tubo digestivo (conocido como complejo motor migratorio “CMM”), frecuentemente asociados a la sobreingesta (por ejemplo comer 5-6 veces en el día), a un pH estomacal más bajo del necesario (“hipoclorhidria” = poco ácido clorhídrico), a una baja producción de bilis (“insuficiencia biliar funcional”) o a antecedentes de gastroenteritis que afectaron el CMM.

     

Pimentel, Mark et al. “Lower frequency of MMC is found in IBS subjects with abnormal lactulose breath test, suggesting bacterial overgrowth.” Digestive diseases and sciences vol. 47,12 (2002): 2639-43
  • Problemas Secretores:

    Puede deberse a una baja producción del ácido estomacal (“hipoclorhidria”), de las enzimas digestivas del páncreas (“disfunción pancreática exócrina”) o bilis del hígado/vesícula biliar (“insuficiencia biliar”). Debido a esto se digieren parcialmente los alimentos provocando digestiones lentas y pesadas, se altera la motilidad intestinal, puede cerrarse mal o tardíamente del esfínter esofágico inferior (apareciendo reflujo o acidez) y también se puede alterar el equilibrio de la microbiota digestiva.

  • Problemas de la Mucosa:

    La mucosa recubre todo el tracto digestivo y está compuesta básicamente por 3 elementos: una capa única de células unidas entre sí con una doble capa de moco por encima junto microorganismos allí contenidos (de espesor variable según la ubicación anatómica). Esta puede alterarse por el estrés crónico, consumo de analgésicos, inhibidores de la bomba de protones (omeprazol) o corticoides, y por infecciones gastrointestinales, entre otras cosas. Cuando se adelgaza o debilita, aparece ardor, dolor o signos de permeabilidad intestinal.

Song, C., Chai, Z., Chen, S. et al. Intestinal mucus components and secretion mechanisms: what we do and do not know. Exp Mol Med 55, 681–691 (2023).
  • Problemas de la microbiota oral y gastrointestinal:

La mayor cantidad de microorganismos del cuerpo están alojados en la boca y el tracto digestivo. Si hay una disbiosis (desequilibrio de la microbiota) en la boca o en alguna otra parte del aparato digestivo (como el Helicobacter Pylori o el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado “SIBO”), pueden aparecer hinchazón, dolores, gases y otros síntomas.

Cómo mejorar los síntomas de la dispepsia funcional

Como mencioné antes, lo primero es reconocer los síntomas para poder hacer algo sobre ellos. Existen ciertas pautas de alarma como pérdida repentina de peso, sangrados digestivos, dolor abdominal intenso, fiebre o dificultades en la deglución que requieren sí o sí una valoración presencial urgente. De todos modos, yo siempre sugiero antes de probar cualquier cosa, consultar con un/a médico/a.

Te comparto algunas estrategias básicas para poner en práctica cuanto antes y mejorar tu digestión:

  1. Comer un número razonable de veces al día:


    Establecer un número máximo y razonable de comidas al día (por ejemplo 3 o 4). Cada ingesta debe ser nutritiva y contener todos los macronutrientes (proteínas, carbohidratos, grasas), para evitar el picoteo y asegurar una buena nutrición.

  2. Comer con hambre:


    Siguiendo la pauta anterior, comerás naturalmente cuando sientas hambre. Porque las comidas densas nutricionalmente hablando te aportarán saciedad y evitarán que estés picoteando a toda hora. Si no sientes hambre, no comas por costumbre ni “porque es la hora”.

  3. Reposo digestivo:


    Asegura un reposo digestivo entre comidas mínimo de 3hs, idealmente 4hs (ver imagen más arriba). Es el tiempo que demora el CMM en completar el proceso de “auto limpieza intestinal” luego de cada comida (como el camión de la basura que pasa todas las noches). Lo ideal es que no comas hasta que no vuelvas a sentir hambre de verdad.

  4. Conectar con el momento de comer:


    Si estabas trabajando o haciendo alguna actividad que te desconectó de “tu eje”, es clave hacer unas 5 respiraciones lentas y suaves antes de empezar a comer. De esta manera activamos el nervio vago que facilita todo el proceso digestivo.

  5. Comer con atención:


    Masticar muy bien, no mirar pantallas o realizar actividades que pueden generar tensión o hiperactivación nerviosa (como las noticias o sostener discusiones). Toda tu atención debería centrarse en comer, saborear los alimentos, sentir sus texturas, etc. Te recomiendo este ejercicio de mindful eating para practicar en alguna ocasión y experimentarlo en primera persona:  https://www.youtube.com/watch?v=YmYIvfmCa94 

  6. Comer alimentos y no productos:


    Es como algo que supuestamente “todo el mundo ya sabe”, pero sigo viendo que la base de la alimentación de muchas personas son los ultraprocesados de supermercado (pizzas, panes, bollería, comida lista o congelada, etc). Este tipo de alimentos carece de densidad nutricional (la cantidad adecuada de macro y micronutrientes vitales) provocando poca saciedad y carencias, genera conductas “adictivas” porque activa centros de recompensa del cerebro y altera completamente la fisiología ya que contiene conservantes, aditivos, saborizantes y no se cuantos “…antes” más. Reservarlos para un consumo esporádico, lo recomendable es empezar por no comprarlos para directamente no tenerlos en la nevera ni la alacena.

Aunque no padezcas ningún síntoma de dispepsia, te sugiero seguir esas pautas (y compartirlas con todas las personas que puedas), porque son la base de la salud digestiva y, por ende, de la salud global de una persona.

 

Si te gustaría trabajar en tu digestión y utilizar herramientas más avanzadas para mejorar tu microbiota, me escribes.

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Referencias:

  1. Harer KN, Hasler WL. Functional Dyspepsia: A Review of the Symptoms, Evaluation, and Treatment Options. Gastroenterol Hepatol (N Y). 2020;16(2):66-74. 
  2. Logan R, Delaney B. ABC of the upper gastrointestinal tract: implications of dyspepsia for the NHS. BMJ. 2001;323(7314):675-677. DOI:10.1136/bmj.323.7314.675
  3. Dispepsia. Material de estudio del PROFAM (Programa de Educación Continua en Salud Familiar, Ambulatoria y Comunitaria). 2017

Recomendaciones

Si tienes problemas de salud en otras partes del cuerpo, por más que te parezcan completamente alejados y desconectados, por favor no te olvides de tu salud digestiva. Es clave.

Si estás atravesando síntomas digestivos, lo primero es reconocerlos (en lugar de naturalizar síntomas molestos hasta que se convierta en un problema de mayor gravedad) y lo segundo es buscar ayuda profesional informada sobre el tema.

Evita automedicarte. Casi todos los medicamentos de “venta libre” para problemas digestivos alteran la funcionalidad gastrointestinal y la microbiota con consecuencias para tu salud.

Consulta con profesionales que se mantienen actualizados. La medicina, la nutrición y los conocimientos sobre la microbiota avanzan a pasos agigantados en la última década. Hay que ir con cuidado, muchos sanitarios no solo no saben, sino que además obran erróneamente.

Cualquier cosa, aquí estoy para acompañarte.

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