Es lo que vengo haciendo naturalmente al integrar diferentes estrategias desde hace unos años y que al llegar a España me enteré que se llamaba así. Es un enfoque que much@s médic@s hemos comenzado a aplicar para brindar una atención integral a las personas.
Por lo general, a los que trabajamos así, nos ha ocurrido que al enfrentarnos al mundo de las personas reales, comenzamos a notar que las estrategias aprendidas en la facultad/hospital no nos alcanzaban para acompañar a las personas y para resolver muchas situaciones.
¿Qué quiere decir integrativa?
Este paradigma consiste en integrar la medicina convencional con terapias complementarias eficaces y seguras. Por ejemplo: la medicina Ayurveda, la fitoterapia, la micoterapia, el yoga, la nutrición ortomolecular, la medicina tradicional china, el mindfulness, la osteopatía, y más.
Y esto de “complementarias” en lugar de alternativas es muy importante: complementa estrategias, no las separa. No se opone a la medicina convencional ni entiende que las terapias complementarias deban reemplazarla (pues eso sería “alternativa”). Pero reconoce las carencias del enfoque convencional. Así como reconoce las limitaciones de las terapias complementarias en ciertas situaciones extremas (cuando por ejemplo se requieren cirugías, quimioterapia, diagnósticos genéticos, etc).
Básicamente toma lo mejor de cada enfoque para entender lo que le pasa a una persona, por qué le pasa e intenta hacer todo lo que se pueda para ayudarla con ello.
¿Cómo se ve a la persona?
Desde la medicina integrativa, entendemos que cada persona es un ser:
- compuesto por aspectos físicos, mentales y espirituales;
- inmerso en un contexto sociocultural particular; y
- con una historia personal.
Estos 3 aspectos hacen que cada persona sea ÚNICA.
¿Cuál es el objetivo?
Tiene por objetivo tratar la raíz de los problemas y no acallar síntomas, para intentar reducir o eliminar la medicación convencional (antiinflamatorios, ansiolíticos, etc) y mejorar la calidad de vida.
Al incluir todas las esferas que componen a la persona podemos comprender (o al menos intentar) por qué en ese momento, y no en otro, aparece un síntoma o enfermedad.
Nos preguntamos cosas como:
¿Qué cosas le estaban ocurriendo en el trabajo, en su vida familiar o personal en aquel momento y ahora?
¿Tiene una red de apoyo? ¿Cómo es su sistema familiar?¿Cómo comunica sus necesidades y emociones?
¿Qué acontecimientos importantes le han ocurrido en su historia personal?
¿Cómo es su alimentación? ¿Incorpora suficientes minerales u oligoelementos esenciales en su alimentación?
¿Cómo es su rutina? ¿Qué actividad física realiza?
¿Cómo es su descanso?
¿Tiene contacto regular con la naturaleza?
¿Tiene actividades de ocio?
Y más…
¿Qué estrategias utiliza?
Utiliza tratamientos personalizados combinando las estrategias que mejor se adapten a la persona: la nutrición, el estilo de vida, la actividad física, las plantas y hongos medicinales, los suplementos (minerales, aminoácidos, antioxidantes, etc), los probióticos, algunos ejercicios de respiración o meditación y más.
Lo interesante es que si la persona en ese momento necesita alguna estrategia de la medicina convencional (un antibiótico, inmunorregulador, antihipertensivo, etc) SABE cómo funciona y puede integrarlo de manera segura con otras estrategias.
De esta manera combina bases científicas y académicas “sólidas” con el aspecto humano -o “blando-, y los recursos y fuerzas de la naturaleza. Pone atención a las necesidades de las personas y a todo lo que implica acompañar a una persona, mucho más allá de un medicamento.
¿Qué situaciones, síntomas o enfermedades trata la medicina integrativa?
Teniendo en cuenta todo lo dicho anteriormente, como se trata de MEDIC@S, está preparada para tratar y/o acompañar todo proceso de salud-enfermedad.
En algunos casos el objetivo será “curar”, en otros será reducir medicación convencional o reducir sus efectos adversos, y siempre buscará mejorar la calidad de vida de la persona.
Es particularmente eficaz para resolver:
- problemas digestivos (como intestino irritable, disbiosis intestinales, gastritis crónica, disfunciones biliares o pancreáticas, estreñimiento, diarrea, síndrome de intolerancia a la histamina);
- problemas hormonales y metabólicos (como resistencia a la insulina, obesidad, hipotiroidismo, SOP, amenorreas, fatiga adrenal, acné, etc);
- anemias (por inflamación crónica, carencias, por enfermedades crónicas);
- enfermedades cardiovasculares (como dislipemia, hipertensión arterial, arteriosclerosis);
- problemas relacionados con la microbiota (disbiosis, niebla mental, y casi cualquier enfermedad está relacionada con la microbiota)
- problemas de la salud mental (ansiedad, depresión); y
- situaciones relacionadas con la inflamación crónica y el estrés oxidativo (como leucopenias, esteatosis hepática no alcohólica, anemias, fibromialgia, dolores articulares o musculares, migrañas).
Es segura para acompañar enfermedades metabólicas como la diabetes, procesos de autoinmunidad (como lupus, tiroiditis de hashimoto, artritis reumatoide, psoriasis, etc) o cáncer. En estos casos el objetivo es mejorar la eficacia de los tratamientos, reducir los efectos adversos y mejorar la calidad de vida. A veces incluso se logran reducir algunos medicamentos con un buen “control” de la enfermedad.
¿Qué carencias o problemas de la medicina convencional motivaron la búsqueda de este nuevo paradigma?
La medicina convencional (me refiero a la occidental) tiene en mi opinión 3 falencias que condujeron a que los profesionales buscáramos más estrategias:
- Ha estandarizado tanto los diagnósticos y tratamientos que ha perdido su esencia. Aunque esto ha sido especialmente satisfactorio en los últimos 100 años: permitiendo reconocer, prevenir y tratar enfermedades o situaciones que antes no podíamos (diabetes, enfermedad cardiovascular, enfermedades autoinmunes, etc); la atención médica se redujo a algoritmos y fórmulas que se aplican por igual a todas las personas sin tener en cuenta la individualidad de la persona. Y cuando los sujetos no se ajustan a esos algoritmos o las estrategias no funcionan, no tiene mucho más que hacer.
- Trata síntomas pero no la raíz de los problemas. Si duele la cabeza, se dan analgésicos. Si hay una enfermedad autoinmune, se silencia el sistema inmunológico con corticoides. Si hay un problema digestivo, se pauta un antiácido, un laxante o un proquinético. Si la tiroides funciona mal, se da hormona exógena (levotiroxina).
Pero no se detiene a preguntarse qué ocurrió para que ese problema apareciera ni como ayudar al cuerpo a recuperar el equilibrio, más allá de tratar el síntoma.Por lo que generalmente las personas necesitan crónica y repetidamente recurrir a medicamentos. - No da la importancia necesaria a las estrategias que no sean farmacológicas y al contexto psicosocial de la persona. Creo que gran parte es consecuencia de la hiperespecialización y al crecimiento exponencial del conocimiento molecular y genético de las enfermedades. Ocasionando que se restrinja la prescripción de estrategias como la actividad física, la nutrición (de hecho se convirtió en una carrera a parte), el manejo de emociones y el estrés, herramientas de comunicación y el estilo de vida en general. No digo que los médicos tengamos que también ser nutricionistas, psicólogos, fisioterapeutas y más, pero que se ha restringido en exceso el abanico de su accionar. Y esto está tan instalado que para muchas personas hoy en día ir al médico e irse sin una receta de medicamento es como un fracaso de la consulta.
Conclusiones
En conclusión, en mi opinión el concepto de la medicina integrativa es el nuevo paradigma hacia el cual se dirige la medicina en general. Solo que algunos ya lo hemos comenzado a aplicar y otros comenzarán a hacerlo con el tiempo.
Me parece que es una necesidad real e inminente que las personas puedan ser contempladas como la totalidad que son, que se les preste la escucha que corresponde y que se las acompañe con todas la estrategias posibles para mejorar su calidad de vida.
Al fin y al cabo, esta filosofía médica es la que practicaban en enfoques ancestrales como la Medicina Ayurveda o la Tradicional China. Solo nos queda volver a nuestras raíces y complementarlas con toda la ganancia de conocimiento que tenemos actualmente gracias a la investigación y las tecnologías.
Por último comentar que así como existe la medicina integrativa, también está el concepto de “terapia integrativa“, que es la psicoterapia con enfoque holístico. Otros profesionales de la salud también van implementando algunas de estas estrategias en su actividad (como por ejemplo los fisioterapeutas que también hacen osteopatía o acupuntura).
Creo que el objetivo final es que cada profesional integrativo, desde su lugar, pueda trabajar en equipo con otros para acompañar a la persona desde todas las esferas que la componen y situaciones que la atraviesan. De esta manera es que realmente hablaremos de la SALUD INTEGRATIVA.
Afortunadamente, ahora tengo la posibilidad de compartir consulta tanto con una fisioterapeuta-osteópata (Laura Castresana Sobrón, de Clinica Kios en Nájera) como con Carlos Faulín García (psicólogo holístico en Logroño). Son realmente dos excelentes profesionales con los que estamos construyendo un trabajo en equipo extraordinario.
Conocer más sobre Carlos (psicólogo): CLICK AQUÍ.
Conocer más sobre Laura (fisioterapeuta): CLICK AQUÍ.
Espero que esta información te sirva para conocer que existen nuevas formas de practicar y experimentar la medicina y otras áreas de la salud.
Cualquier duda te leo.